fbpx

Cada vez son más las personas que tienen más lapsos de preocupación que de acción. Son muchas las metas y objetivos que nos ponemos en el día a día; pero esto pareciera más que motivarnos, saturarnos.

Hay personas que, para ellos, una nueva meta significa una preocupación más. Sienten que ya es suficiente con lo que están haciendo y les cuesta mucho trabajo visualizar o creer que pueden sacar adelante las que ya tienen, y ¿por qué se da este sentimiento de no poder más? Porque están más preocupados que ejecutando.

¿Cómo sabes si estás más en un estado de preocupación que de acción?

  • Se acaba el día y caes en la cuenta de que casi no avanzaste en tus pendientes, actividades o acuerdos.
  • Te saturas de metas y no avanzas lo suficiente casi en ninguna.
  • Dudas de tus propias ideas.
  • Crees que si no te preocupas entonces no te importa lo suficiente.
  • Piensas que como no has podido lograr tus objetivos en el pasado, entonces tampoco podrás en el futuro.
  • Inviertes tiempo en imaginar escenarios de todo lo que podría suceder, y casi todos ellos no son muy favorables.
  • Tratas de jerarquizar prioridades, pero como no tienes realmente claro qué es lo más importante, terminas paralizado esperando a estar completamente seguro de por dónde empezar, y a veces te quedas en ese estado por días, semanas, o meses.

El ciclo de la preocupación inicia cuando comienzas a visualizar en tu mente todo lo que te tomará el lograr tu meta. El puro proceso de análisis mental, le hace sentir a la mente que está haciendo algo; y sí está haciendo algo que es muy importante: Planear. Pero si no logras pasar rápidamente de la fase de planear a la de hacer, entonces comienza el proceso de sobresaturación que lleva a que nos sintamos preocupados porque en la realidad te das cuenta de que no estás haciendo casi nada de lo que dijiste que harías.

Para la mente, pensar es hacer; y como paso inicial sí es el más importante, pero no suficiente para materializar tus sueños. Hay que dedicar un 20% del tiempo a planear y un 80% a llevarlo a la práctica para así medir aciertos y errores.

El ciclo a romper

He conocido muchas personas que piensan que si no se preocupan por algo entonces significa que no les importa lo suficiente; sin embargo, preocuparse no es estar haciendo algo, es justificar mentalmente que ya estás haciendo lo que te toca, o sea preocuparte.

Si te pones a analizar qué es lo que te preocupa, te darás cuenta de que son, de hecho, cosas en las que realmente no has hecho casi nada más que literalmente: preocuparte. Por ejemplo: Cuando te enfocas en lo que debes, piensas mucho en eso, pero no estás haciendo nada por solucionarlo. Cuando te preocupas por el ambiente de tu trabajo, o en las fechas de entrega, o en si estás lo suficientemente preparado o no, o en si serás el próximo en salir, o en si tendrás el puesto que quieres….pero te das cuenta de que no estás haciendo lo suficiente al respecto. En suma, cuando estás preocupado por cualquier cosa y te cuestionas en realidad qué es lo que efectivamente has hecho para mejorar esa situación y te das cuenta de que casi nada.

Caer en la cuenta de esto es lo que te hará pasar del estado de preocupación al de acción. Una diferencia muy importante a notar es que alguien que sí está haciendo cosas no tiene espacio mental para preocuparse, entonces o estás haciendo algo o sólo te estás preocupando, pero normalmente no son las dos cosas al mismo tiempo.

Conclusión

Pensar es un proceso creativo, no obsesivo. Cuando el pensamiento es redundante, hacia el mismo punto y sin solución es cuando se convierte en preocupación; este es el tipo de pensamiento que no te permite pasar a la acción. Inclusive si es pensamiento creativo, de igual forma tiene que pasar a convertirse en ejecución, sino también pasará a convertirse en preocupación. Recuerda que las personas y la vida, no se dan cuenta de lo que estás pensando, sólo se dan cuenta de lo que estás haciendo.